Y de nuevo sentarse y dejar que fluyan los pensamientos. La noche casi me hace terminar en el suelo de Av.
En fin, unas horas atrás habíame encontrado en una reunión con seres 10 años mayor que yo, lo cual favoreció a mi espíritu reflexivo. Si esas personas pudieran volver 10 años atrás su vida, ¿de qué manera hubieran vivido esos años? Me sentí por un instante con una fuerte capacidad de dominio sobre mi destino. Sentí que esta tercera década en la que me encuentro es quizás aquella que más definirá el término de mi vida o qué tan bien o tan mal llegaría hacia allí. De todas las mujeres allí reunidas con quien mejor me pude llegar a identificar es con aquella que estaba más o menos establecida, bien se la notaba, con la vida que actualmente llevaba. En pareja, con 2 hijos e incursionando en un microemprendimiento que al parecer la satisfacía bastante. Microemprendimiento del cual pude degustar una deliciosa muestra decorada con rodajas de frutillas. Ahí, señoras y señores, había amor.
Si alguna podía llegar a expresar algo desde el rencor y alguna otra desde la tristeza, ella lo expresó en forma de amor, la más bella de las expresiones.
Es que pase lo que pase, la forma en que devengan los acontecimientos, decididamente deseo poner todo de mi parte para que esa pizca no le falte a mi vida.
Hace poco en una película de esas comedias románticas que uno elige para pasar el rato, un hombre explicaba que el matrimonio o más bien la convivencia lo podremos llegara formar con un panqueque, 4 escarbadientes, otro panqueque encima y tenemos todo. No. Falta lo esencial. El caramelo, que puede ser también baño de chocolate, de frutilla o del que más te guste para bañarlo todo. Y eso, hará la diferencia.
Y eso pasó, como una brisa, y fue.