En Retiro hay algunas jóvenes madres de bajos recursos que están pidiendo comida. Es de público conocimiento para los habitantes de esta ciudad y del mundo que cada día se notan más las diferencias entre los que tienen la panza llena y los que no y que éstos son la mayoría.
Generalmente, suelo llevar algun alfajor, galletita, pan dulce a fin de año, alguna monedita encima que si me pinta darle a alguien , se la doy.
Quizás por mi sensibilidad femenina,si lo queremos llamar así, suelo dar algo a algún niño y mujeres con niños. Quizás algún viejito que no se pueda mantener parado también.
Por suerte como yo, hay mucha gente que desinteresadamente da algo de lo que tiene para que alguna almita desamparada se alimente.
Cuestión que esa tarde, al lado de la boletería una joven madre y una amiga le daban de comer a un bebé que creo que no tenía más de 1 semana.
Las monedas que recibí de vuelto se las dí a la muchachita y al segundo se oye: "Haces mal." Atónita, me di vuelta para ver de que oscura caverna había salido esa voz y resulta que la caverna oscura tenía insignia y vestía de azul.
"Hacés mál" repitió.
De mis ojos deben haber salido rayos ultravioleta y sin tratarlo de usted - porque a la gente que se la trata de usted es porque se la respeta - le contesto que yo soy la que decide darle y no solo monedas sino comida.
"Así alimentas la mugre", me responde el señor sesentón que seguramente con más de algun vuelto se ha quedado y con la panza bastante llenita.
Furiosa estaba. Pero no vale la pena enojarse por la vocecita de una cucaracha ignorante.
"La plata se la doy yo, es problema mío, VOS metete en tus cosas!" dije señalándolo con mi dedo acusador.
Señores ciudadanos de la ciudad, este señor quien, paradójicamente entonces, se encuentra al servicio de la mugre, abusa de su derecho y llama mugre a mujeres, niños, adolescentes y toda aquella persona indigente.
Lo que no sabe. Es que para muchos, él también es mugre. Sólo que lo alimenta la mayoría de los ciudadanos bajo un papelucho al que le llaman impuesto.
Me voy, pero con el consuelo de saber que muchos hay que trabajan por una sociedad y un mundo mejor. Los cambios comienzan en uno y en la quintita de uno. De ninguna manera pueden hacerse de un momento a otro.
Me ocupo quizás de ir plantando semillas, ya que para cuando esas caras sucias crezcan la otra mugre ya no estará en la tierra. No lamento ser humana.
Lo que va vuelve.
2 comentarios:
Indignante lo que te tocó vivir, Carolita. Pero, bueno, a palabras necias... Impresionante el ¡METAL! que le tiraste al feo ese. Muy bien.
grrrrrrrrrrrrrrrr
se me erizó la piel
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