22/12/10

Diciembre, otra perspectiva

Diciembre. La ciudad es un caldo. La ansiedad se apodera de la masa humana. Son momentos en que pareciera que el mes más hermoso del año, diciembre, se diluye en nuestras manos mientras estamos tan preocupados por hacer otras cosas. Como si así se fuera pasando la vida.
Por suerte hace años que no me subo a la ola de compras automáticas de carácter cuasi obligatorio. Como si esa fuera la única posibilidad de cumplir con lo debido. Yesperar a que las fiestas pasen. Lo más rápido posible porque ya no me banco más las idas y vueltas, y que hace un mes que estamos discutiendo si vamos a lo de tu mamá o la mía. Y en el medio los chicos, bamboleados de un lado al otro, creyendo que todo gira en torno de un señor vestido de rojo y blanco, que esta abrigadísimo y que nos traera regalos bajo la condición de haberse portado bien durante el año. ¿Qué sería portarse bien?
¿Cómo sería disfrutar este momento del año desprendiéndonos cada vez un poco más de los "deber ser"?

Diciembre. Llegó finalmente el verano. Las vestimentas se aligeran. Exprimimos los fines de semana llenos de encuentros con personas que amamos, con quienes queremos al menos chocar las copas por cada momento vivido en una etapa determinada. Deseándonos buenas experiencias, fuerza en los momentos difíciles, unión ante los obstáculos, dando y recibiendo amor. Las noches de diciembre son placenteras. Salir a caminar por la ciudad luego de la cena. Disfrutar el aire, el cielo, el calor que no se ha ido o la brisa que nos da un respiro. Momento de hacer una pausa. De valorar lo que tenemos, de despedir lo que ya se ha ido, de dejar atrás un pasado que fue experiencia. Momento de relajar, por unos días, la mente y el cuerpo. De des-hacernos de obligaciones ya cumplidas. De cerrar puertas para poder abrir otras nuevas. De vaciarnos para recibir lo nuevo.

Diciembre. La antesala del verano. Nos ponemos trajes coloridos y livianos. Disfrutamos del aire libre. De los cielos despejados. Del placer de una brisa fresca a la sombra de un árbol. De tomar unos mates ahora que nos podemos juntar que no estamos de aquí para allá entre trabajos y estudios o etcéteras. Ahora si podemos liberarnos un poquito. Soltarnos suavemente. De darnos el tiempo para que nuestro caminar se aliviane.

Brindemos por lo que tenemos, por quienes nos acompañan, por todo lo que la vida tiene para ofrecernos.
Relajar. Disfrutar. Intentar acompañar con sentimiento un momento tan especial como es el fin de una etapa y el comienzo de otra.

Diciembre. Que sea diciembre en tu corazón.

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