11/9/07

0 a 1

...y llegó el momento que tanto había temido, ese en que quedaba desnuda frente a su mirada, en que su alma quedaba expuesta. No había palabras que pudieran ocultar las vibraciones que despedían sus poros. Ni miradas que pudiera sostener.
Entonces fue cuando el corazón le empezó a latir fuerte, la lengua se le tensaba tanto que no había frase que pudiera terminar.
Sabía que no había salida, que él la sentía, sea como fuera aunque intentara buscar las mil y un excusas para no decir lo que no quería decir, lo que no quería dejar escapar del cofre que llevaba guardado hacía ya tanto tiempo. No podría ceder.
Excusándose, diciéndole que no se sentía bien, buscó su abrigo. No quería escuchar más, no quería mirar más, sabía que estaba al límite. Al límite como siempre, otra vez, una vez más.
Por dentro otra vez esa voz que comenzaba a reprocharle el porqué estaba en ese lugar y que empezaba a repetir la misma cinta de siempre, la de los cómo, los cuándo , los porqués y entonces la hizo callar.
Alcanzó el ascensor, apretó el botón PB y ahí estaba esa mirada leonina, profunda que de pronto se volvía un gran ojo que lo ocupaba todo, y la voz, esa voz que la dejó inmóvil, indefensa, presa en las garras que tanto placer le habían dado y allí no resistió más, decidió esperar, observar, respirar, un segundo, dos y se fundió en él, en un beso que parecía abarcar todo el universo y que prefería que durara para siempre para no andar pensando en el después , ni en los cómo, ni en los dónde, ni en los porqué...
Palabras que la hicieron vibrar como un sol, temblar como el repique y correr, correr, sin mirar atrás, hasta verlo desaparecer, con una inmensa sonrisa a cuestas, la misma que ella guardaba en la palma de su mano.

2 comentarios:

p dijo...

"un beso que parecía abarcar todo el universo y que prefería que durara para siempre para no andar pensando en el después"
sublimeeee!!

para cuando la goleada???



hola carola!

kika dijo...

uff señora...
precioso.
para qué abundar.